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¿Qué son las heridas emocionales de la infancia?

Las heridas emocionales de la infancia son una especie de lesión afectiva que nos impide llevar una existencia plena. Su huella es tan profunda que incluso nos dificulta las relaciones personales. También nos incapacita para afrontar los problemas con mayor soltura y resistencia.

Es frecuente que casi todos tengamos una o varias de ellas, más o menos profundas. Los signos de esas heridas psicológicas se evidencian de infinitos modos: ansiedad, depresión, fracaso en las relaciones afectivas, pensamientos obsesivos, mayor vulnerabilidad hacia determinados trastornos, problemas del sueño, actitud defensiva o agresiva, inseguridad, miedo, desconfianza…

1. RECHAZO: Cuando un niño recibe señales de rechazo crece en su interior la semilla del autodesprecio. Siente que no es digno de amar ni de ser amado y así llega un momento en que la más mínima crítica le hace sufrir: para compensa, busca reconocimiento y aprobación de otros.

Los seres humanos aprendemos a interpretar el mundo que nos rodea en nuestros primeros años de vida. En nuestra particular interpretación de la realidad influye el entorno, la familia, el contexto socioeconómico y cultural, las experiencias vitales, nuestra forma de ser… Todos tenemos un pasado. Y aunque este ya no exista, las experiencias vividas en la infancia marcan nuestro carácter, dejando su huella en él.

2. ABANDONO: Las personas marcadas con la herida del abandono muestran esa carencia afectiva en sus relaciones. Pueden sufrir dependencia emocional y en otros casos, ellos serán los abandonadores como mecanismo de protección.

3. HUMILLACIÓN: Se abre cuando el niño siente que sus padres lo ridiculizan, desaprueban y critican, afectando su autoestima. Dichos niños construyen una personalidad dependiente y están dispuestos a hacer cualquier cosa por sentirse útiles y válidos.

4. TRAICIÓN: Esta herida surge cuando el niño se ha sentido traicionado por alguno de sus padres, que no ha cumplido una promesa. Si es repetitiva generará sentimientos de aislamiento, desconfianza, rencor o envidia.

5. INJUSTICIA: Esta herida se origina cuando los progenitores son fríos y rígidos, imponiendo una educación autoritaria y no respetuosa hacia los niños. La exigencia constante genera sentimientos de ineficacia, inutilidad y sensación de injusticia.

Si estás repitiendo patrones y te gustaría poder perdonarte y no repetir más.
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